Rhynchophorus ferrugineus (Olivier, 1790), conocido comúnmente como Picudo Rojo, Becut Vermell, Morrut Roig, o Picut Roig, es un coleóptero (escarabajo) proveniente del Sudeste Asiático, que se ha extendido con rapidez por su gran capacidad de multiplicarse y por el incumplimiento de los protocolos diseñados para la gestión de ejemplares infestados y por el transporte de esos ejemplares a zonas libres de la plaga.
Están son las razones por la que el picudo rojo está presente en toda Europa, sobre todo en la Europa mediterránea, aunque no queda exenta de su presencia en la Europa continental, donde las temperaturas invernales están muy por debajo de cero grados centígrados. Tampoco se han salvado de los ataques las islas mediterráneas, siendo habitual la observación de alineaciones de palmeras muertas en los paseos marítimos de ciudades turísticas, dando una imagen calamitosa, nada atractivas para la captación de turismo de calidad.
El caso mas sangrante es el de las Islas Canarias, donde la palmera canaria, (Phoenix canariensis) es una especie autóctona, que ademas sufre el ataque de otro coleóptero, la Diocalandra frumenti.
Es la prueba del fracaso de los controles y de los intereses comerciales que han propiciado que el picudo rojo sea hoy, una preocupación para particulares, profesionales y administraciones que se ven obligados a disponer de recursos para evitar la pérdida de ejemplares de difícil sustitución.
La situación actual hace inviable pensar en erradicar el picudo rojo y nos tocará convivir con la plaga, centrando los esfuerzos en controlarla e ir reduciendo su impacto.
Al ser una especie invasora, no existen depredadores que puedan ayudar a disminuir su propagación.