La palmera canaria es la única, de entre las 2350 especies del mundo, originaria de las islas Canarias. Llega a superar los 12 metros de altura y tiene entre 50 y 70 centímetros de diámetro. Las hojas alcanzan los 6 o 7 metros de longitud.
En Canarias hay otras especies, como la palmera de plátanos o la datilera. Esta última, es del mismo género que la canaria Phoenix, aunque tiene un tronco más fino y alto.
Su nombre científico es Phoenix canariensis y también se la conoce como palma canaria.
Un suelo con buen drenaje y con estiércol o compost mientras está creciendo. No obstante, una vez prende, no es una planta exigente con el riego o la calidad del suelo. Tolera que sea de pH alcalino, sin exceso de cal y siempre que haya hierro, magnesio, boro y otros minerales. Estas sustancias le permiten crecer de manera saludable.
Su floración tiene lugar en los meses de primavera.
Su fruto es el dátil, que madura en otoño, alrededor de noviembre, un año después de florecer, pero no es comestible.
De media, para que el ejemplar sea adulto son 80 años.
Debe plantarse en lugares con luz solar. En primavera y verano es bueno abonarla cada 15 días. Dado el riesgo de plagas de picudo rojo, es necesaria una actitud preventiva.
Una palmera canaria tiene que regarse, hasta que se haya desarrollado completamente, tres o cuatro veces por semana en verano, y una el resto del año. En climas muy cálidos, se debe regar tres o cuatro veces semanales.
Es una especie de gran longevidad. Puede superar los 200 años de vida y llegar a los 300.
El crecimiento de la palmera canaria no es de los más rápidos entre las especies conocidas. Cada año puede sumar unos 30 centímetros de altura. No obstante, hay factores que influyen, como el tipo de suelo y su pH, la cantidad de radiación solar, el agua, el nivel freático o si recibe abono y sobre todo, la temperatura.
Con la Phoenix canariensis cuidados como la poda son importantes. Se realiza cuando las hojas comienzan a mostrar un color amarillento. La poda puede hacerse se hacía en cualquier época, menos en invierno, hasta que apareció el picudo rojo. Desde ese momento, se recomienda la poda en otoño, cuando bajan las temperaturas, para evitar el factor atracción de la plaga por la liberación de kairomonas
Contra la plaga del picudo rojo en la palmera canaria, en SOSPALM disponemos del tratamiento más efectivo: la endoterapia. Se trata de unas inyecciones que se dosifican a lo largo del año para prevenir o tratar la palmera infestada.