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La Diocalandra se convierte en el nuevo verdugo de los palmerales

El equipo técnico se desplazó a Lanzarote para realizar la instalación de las piquetas Sospalm en un importante hotel de la isla. Pudimos comprobar el daño provocado por la Diocalandra frumenti Fabricius, Picudo de las cuatro manchas del cocotero o más conocido como Picudín de las palmeras, que ha provocado pérdida de gran cantidad de ejemplares de palmeras canarias, datileras, washingtonias y cocoteros.

Se trata de una plaga muy voraz, capaz de acabar con una palmera en pocos meses, ya que las larvas al alimentarse, hacen largas galerías que provocan daños irreparables en el ejemplar, agravados por la estrada de hongos patógenos que son, si cabe, más letales para la palmera.

Tiene preferencia por especies como la Phoenix canariensis, Phoenix dactylifera, Coco sp, Washintonia sp. y Elaeis guineensis (Palma africana), aunque se han detectado hasta en 17 especies diferentes de aracaceas.

Los primeros daños son visibles por pequeñas perforaciones con exudaciones gomosas en las tabalas, base de las hojas y raíces adventicias, heridas que luego necrosan, hojas deformadas, caída de hojas llegando a la muerte directa del ejemplar. Aunque hay daños asociados a la Diocalandra como el ataque de hongos patógenos como Gliocladium vermoesenii (Hongo rosa), Fusarium oxyospoum o Thielaviopsis paradoxa, mucho más difíciles de controlar que la propia plaga que les sirve de puerta de entrada.

Las palmeras pierden sus hojas periféricas por desecación y el daño va penetrando hacia las hojas centrales de manera progresiva, quedando las hojas meristemáticas vivas por más tiempo hasta la muerte definitiva del ejemplar, aunque en muchas ocasiones, los ataques basales o laterales, provocan cavidades que ponen en peligro la estabilidad, cayendo algunas palmeras, provocando accidentes y riesgos para los viandantes.

La atracción del escarabajo se produce por estímulos visuales o atraídos por sustancias químicas de carácter sexual como las feromonas o alimentarios como las kairomonas. De ahí la prohibición de podar en épocas coincidiendo con el período de vuelo y solo se permite eliminar hojas secas, siendo de obligado cumplimiento el pintar los cortes con mástic sellador.

Debido a la dificultar de detectar el ataque en las primeras fases los tratamientos preventivos son los más eficaces para el control, por lo que se recomienda tener las palmeras tratadas. Esto es importante porque en cuanto el huevo eclosiona y la larva empieza a alimentarse, ingiere el insecticida y muere muy rapidamente sin provocar daños. La endoterapia es uno de los métodos de control  que aporta mayor eficacia.

Originario del sudeste asiático, fue detectado en las Islas Canarias en marzo de 1998 y se ha extendido por todo el archipiélago, siendo una gran amenaza para la única palmera endémica de las islas, la Phoenix canariensis.

Es nuestra obligación y la de los gobiernos locales, autonómicos y nacional esforzarnos en controlar la plaga, ya que está en juego la supervivencia de la única palmera autóctona del archipiélago, nuestra Phoenix canariensis.

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